Les dijo Jesús… Yo soy la puerta de las ovejas… Yo he
venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia. Juan 10:7-10
Echen mano de la vida eterna. 1 Timoteo 6:19
Echen mano de la vida eterna. 1 Timoteo 6:19
Una vida de calidad
Hoy en día
somos cada vez más sensibles a los temas que tienen que ver con la calidad de
vida. Esta exigencia se aplica tanto al alojamiento como a la ropa, al ocio, a
la alimentación y a muchas cosas más.
Pero, demasiado a menudo nos limitamos
a las condiciones materiales, descuidando los criterios morales y espirituales.
La prosperidad no garantiza ni la paz ni la seguridad. No aleja la angustia por
el «duro golpe» que podría destrozar la familia; tampoco preserva de la
enfermedad y la muerte.
Los especialistas dan una definición de calidad: es
la aptitud de un producto para responder a necesidades específicas. ¿Cuáles son
nuestras necesidades? Junto a las necesidades materiales, el hombre tiene
necesidades espirituales. Y éstas son iguales en todos los países, ricos o
pobres. Si no son satisfechas, es imposible que exista una vida de
calidad.
Sólo la vida que Jesús ofrece es digna de ese nombre. Jesucristo,
mediante su sacrificio en la cruz, responde a nuestra necesidad de ser
perdonados y liberados del pecado. Dejar en las manos de Dios nuestra vida y las
riendas de nuestra felicidad, ¿no es acaso lo que responde a nuestra mayor
necesidad?
En la Biblia, Dios nos propone una vida “en abundancia”.
Depositemos nuestra confianza en él para vivir lo que realmente es la vida, una
vida de calidad en la que nuestras aspiraciones espirituales y afectivas serán
colmadas.
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