viernes, 3 de mayo de 2013

Era necesario

¿No era necesario que el Cristo padeciera estas cosas, y que entrara en su gloria? Lucas 24:26
Le era necesario… padecer mucho… ser muerto, y resucitar al tercer día. Mateo 16:21

A veces es difícil comprender y admitir que Jesucristo tuviese que pasar por la cruz para que fuéramos salvos.
Él siempre anunció de antemano a sus discípulos lo que debía acontecerle: “Es necesario que hoy y mañana y pasado mañana siga mi camino”,
decía con determinación, mientras andaba haciendo el bien por doquier; sabía cuándo sería detenido (Lucas 13:33). 
Declaró “que le era necesario ir a Jerusalén y padecer mucho de los ancianos, de los principales sacerdotes y de los escribas; y ser muerto, y resucitar al tercer día” (Mateo 16:21). 
No entendieron enseguida lo que esto quería decir, pero se acordaron de ese “es necesario” ante la tumba vacía, tres días después de la muerte de Jesús, en el momento de la resurrección (Lucas 24:7-9). 
Verificaron la exactitud de cada una de sus palabras. Le vieron resucitado y vivo.

Entonces Jesús les recordó que era necesario que las profecías del Antiguo Testamento respecto de él se realizaran, para que el arrepentimiento y el perdón de los pecados fueran anunciados al mundo entero en su nombre (Lucas 24:46-47)
Era necesario que el pecador fuera castigado o que Jesús tomara su lugar.

Con esta condición Dios ofrece un pleno y perfecto perdón a aquel que se arrepiente. Ya no se acuerda de nuestros pecados (Isaías 43:25), entonces nos considera como perfectamente justos y dignos de ser felices en su compañía para siempre. Por cierto, es un tema de gratitud y de asombro cotidiano.

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