(Jesús dijo:) Escudriñad las Escrituras; porque a vosotros os parece que en ellas tenéis la vida eterna; y ellas son las que dan testimonio de mí; y no queréis venir a mí para que tengáis vida. Juan 5:39-40
Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria que viene del Dios único?. Juan 5:44
Una conversación con un
compañero nos llevó a hablar de Blaise Pascal (1623-1662). Le hice notar que ese
extraordinario científico francés creía en Jesucristo.
–Sí, conozco esa fe
intelectual, pero no encuentra gran respuesta en el hombre de la calle, dijo
él.
–Con todo, hay muchos creyentes entre la gente sencilla.
–Sí, en ese caso, precisamente porque tienen poca formación se aferran a la fe.
La
conversación se detuvo ahí. Podría haberle recordado que hay creyentes en todas
las clases sociales, entre los ricos como entre los pobres, pero probablemente
habría encontrado alguna razón para explicar la fe de unos y otros, argumentando
que esas razones no eran válidas para él.
Jesús mostró que las personas que siempre encuentran explicaciones para no creer son como esos muchachos que nunca están contentos juntos, sea para reír o para llorar (Mateo 11:16-19). ¿Nos pareceremos a ellos o aceptaremos los límites de nuestros razonamientos, inclinándonos ante lo que Dios dijo?
Los obstáculos a la fe no están en los testimonios acerca del Señor (Juan 5:33-47; 15:26-27), sino en la disposición de los que leen su Palabra, la Biblia.
Hay que escuchar el mensaje del Evangelio
sin rechazo previo. Dejemos nuestros vanos razonamientos y aceptemos a
Jesucristo, para nuestra salvación eterna.
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