¿Se juzga entre vosotros cosa increíble que Dios resucite a
los muertos? Hechos 26:8
Dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes. 1 Corintios 15:35-36
Dirá alguno: ¿Cómo resucitarán los muertos? ¿Con qué cuerpo vendrán? Necio, lo que tú siembras no se vivifica, si no muere antes. 1 Corintios 15:35-36
Quedamos
asombrados ante la imaginación y las argucias desplegadas por el hombre para
negarse a escuchar la voz de Dios.
Algunos no creen en la resurrección de los
cuerpos. Para ellos, todo se termina con el polvo y una tumba. A otros les
asusta la resurrección y, para escapar de ella, incineran sus cuerpos, olvidando
que tanto de sus cenizas como del polvo, incluso de lo profundo del mar, Dios
volverá a formar ese cuerpo.
Otros toman toda clase de precauciones para
enfrentarse a una «eventual» resurrección, como un rico comerciante búlgaro que
ordenó a sus herederos poner en su ataúd víveres e instalar una canalización de
aire fresco e incluso un teléfono, por si acaso resucitaba.
Pero los que han
depositado su confianza en Dios y creen en su Palabra saben que su cuerpo
colocado en la tumba es como una semilla que un día saldrá resucitado. Cuando el
Señor Jesús regrese, mediante su poderosa voz los muertos en Cristo, es decir,
los creyentes que hayan muerto, resucitarán, y en un instante serán llevados al
cielo junto con los creyentes que vivan en ese momento, “y así estaremos siempre
con el Señor” (1 Tesalonicenses 4:17).
“Cuando esto corruptible se haya
vestido de incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces
se cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria” (1 Corintios 15:54).
El actual período de la gracia habrá terminado; más tarde los
incrédulos también resucitarán, pero para ser juzgados y condenados a los
tormentos eternos.
FUENTE: © Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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