La videncia

No sea hallado en ti… ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a los muertos. Porque es abominación para con el Señor cualquiera que hace estas cosas… mas a ti no te ha permitido esto el Señor tu Dios. Deuteronomio 18:10-14

Algunos periódicos publican continuamente anuncios de adivinos, videntes, médiums, quienes ofrecen sus servicios para resolver los problemas pequeños o grandes de sus contemporáneos. Recordemos que Dios, en la Biblia, condena rotundamente estas prácticas, como podemos verlo en el versículo bíblico citado hoy.

Un gozo real

(Jesús dijo:) Estas cosas os he hablado, para que mi gozo esté en vosotros, y vuestro gozo sea cumplido. Juan 15:11
Estas cosas os escribimos, para que vuestro gozo sea cumplido. 1 Juan 1:4

¿Qué sabemos de la alegría? Para muchos, la alegría está asociada a los placeres de la vida, a disfrutar la familia, las relaciones sociales, el deporte, los viajes… Para otros la alegría representa la ausencia de sufrimientos y dificultades, cosa que es muy difícil encontrar en este mundo.

El árbol de vida

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(Lea Génesis2:8-17)

 

Dios plantó un huerto en Edén, al oriente; y puso allí al hombre que había formado. Y Dios hizo nacer de la tierra todo árbol delicioso a la vista, y bueno para comer; también el árbol de vida en medio del huerto, y el árbol de la ciencia del bien y del mal. Génesis 2:8-9

Ella (la sabiduría) es árbol de vida a los que de ella echan mano. Proverbios 3:18

Un guía para la vida

   

           Jesús le dijo: Yo soy el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí. Juan 14:6

Señor… en ti he confiado; hazme saber el camino por donde ande, porque a ti he elevado mi alma… Enséñame a hacer tu voluntad, porque tú eres mi Dios. Salmo 143:7-8, 10

          Un artista describió su exposición con estas palabras: «Animar al caminante, al peregrino o al simple visitante a ponerse en camino para encontrar la estrella, la chispa que lo guiará en este largo itinerario de la vida…

Clamar al Señor

   Respondiendo Jesús, le dijo: ¿Qué quieres que te haga? Y el ciego le dijo: Maestro, que recobre la vista. Y Jesús le dijo: Vete, tu fe te ha salvado. Y en seguida recobró la vista, y seguía a Jesús en el camino. Marcos 10:51-52

  

(Lea Marcos 10:46-52)

En su último viaje a Jerusalén, Jesús se encontró con Bartimeo, un ciego que mendigaba a la vera del camino. Éste oyó decir que Jesús nazareno (título despectivo) pasaba por allí. Y aunque era ciego, sabía mejor que los que le informaban quién era Jesús, pues clamó: