Estrecha es la puerta, y angosto el camino que lleva a la
vida, y pocos son los que la hallan. Mateo 7:14
Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra? Lucas 18:8
Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra? Lucas 18:8
Un hotelero,
a quien ofrecí unos ejemplares del Nuevo Testamento, me dijo hace poco:
«Disculpe, pero el cristianismo está perdiendo velocidad…».
En cierto modo
tenía razón. En los países de Europa, cada vez hay menos personas que profesan
ser cristianas. ¿Esto nos sorprende? Desde el principio de su ministerio, el
Señor Jesús advirtió a sus discípulos que pocos serían los que encontrarían el
camino de la vida.
Antes de subir al cielo, el Señor advirtió otra vez a sus discípulos: “Pero cuando venga el Hijo del Hombre, ¿hallará fe en la tierra?”. Lo hizo al final de una parábola, para mostrarles “la necesidad de orar siempre, y no desmayar” (Lucas 18:1 y 8).
Estamos en la época de la paciencia de Dios, pero ésta se acabará. Pronto el Señor Jesús vendrá a buscar a los suyos, pero mientras tanto los anima a confiar en él, pese a las dificultades, a la oposición e incluso a la persecución.
“Conoce el Señor a los que son suyos” (2 Timoteo 2:19).
Si se le hiciera la pregunta, ¿respondería de todo corazón:
«Sí, Jesús es mi Salvador y mi Señor»?
Entonces no nos preocupemos si en ciertos países los cristianos parecen ser menos numerosos; su número aumenta en otros continentes. Lo principal es que uno esté seguro de tener a Cristo como su Salvador personal, de permanecer fiel a Dios, seguir el camino de la vida con el Señor, orar sin cesar, presentando la palabra de vida a los que todavía no la han recibido.
FUENTE: © Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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