Cristo murió por nuestros pecados, conforme a las
Escrituras; y… fue sepultado, y… resucitó al tercer día. 1 Corintios 15:3-4
Gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo. 1 Corintios 15:57
¿Derrota o
victoria?
El anuncio
de la victoria inglesa de Wellington sobre Napoleón en Waterloo el 18 de junio
de 1815 fue trasmitido primeramente por barco hasta la costa sur de Inglaterra.
Después, mediante semáforos, la noticia llegó hasta la ciudad de Londres. En la
cúspide de la catedral de Winchester, las primeras palabras del mensaje eran
emitidas lentamente cuando una espesa niebla cubrió la ciudad. Los desesperados
habitantes acababan de comprender: «Wellington defeated» (Wellington derrotado).
Cuando la niebla se disipó, los ciudadanos pudieron leer: «Wellington defeated
enemy» (Wellington derrotó al enemigo). Los londinenses, llenos de una alegría
repentina, proclamaron rápidamente la noticia por todo el país.Este hecho evoca otra batalla que tuvo lugar el día en que Jesús murió en la cruz del Calvario. Para aquellos que lo habían seguido parecía una derrota: “Nosotros esperábamos que él era el que había de redimir a Israel” (Lucas 24:21).
Sin
embargo se produjo otro acontecimiento que cambió la aparente derrota en
victoria: aquel que había sido crucificado y luego sepultado salió de la tumba
tres días después. Había destruido “por medio de la muerte al que tenía el
imperio de la muerte, esto es, al diablo” (Hebreos 2:14).
Este hecho capital de
la victoria de Jesús sobre Satanás son “las buenas nuevas de paz” (Efesios 2:17).
Esta victoria puede ser suya si desde hoy deposita su confianza en
Jesucristo. Mediante su muerte y su resurrección, será liberado de la esclavitud
del pecado y de la muerte.
No hay comentarios:
Publicar un comentario