Un visitante pasaba por una gran fábrica de
cerámica, cuando notó a una chica que, con gran esmero, pintaba una fina pieza
de alfarería. Se acercó para notar mejor el trabajo y pudo apreciar el fino
trazo de su mano experta. Entonces le preguntó: “Este dibujo es muy fino ¿No
tienes temor que el mínimo roce de tus dedos pueda dañar el esmalte hasta que
la obra se seque?” “No” Dijo la muchacha.
“Este vaso, no bien es acabado aquí,
se introduce en un horno muy caliente. El fuego hace que el esmalte seque
rápidamente y quede adherido a la cerámica de tal manera que nunca más podrá
borrarse. Una obra tan delicada necesita de mucho fuego para que no pierda su
estética.”
¿Sabes? Lo mismo sucede cuando Dios hace pasar tu
vida por situaciones donde sientes lo abrasivo del caso, lo sofocante de la
prueba. Pero es justamente ese calor lo que forja y fija en ti los más altos
perfiles del carácter que Dios desea producir en tu vida. La hermosa
inscripción del cielo queda estampada en nuestras personas eternas. Dice el
apóstol Pedro en su carta, 1:7 “Tales dificultades serán una gran prueba para
su fe, y se pueden comparar con el fuego que prueba la pureza del oro. Pero su
fe es más valiosa que el oro y al final, dará alabanza, gloria y honor a
Jesucristo cuando “El regrese”.
La fe es más importante que el momento de la
prueba en sí. El fuego es solo una herramienta más en el proceso de acabado de
las finas piezas que Dios quiere hacer. Debes saber que la dificultades no son
un fin en sí, sino un medio, el fin eres tú: tu carácter, tu temperamento, tu
paciencia, tu perfil eterno.
Esta vida es la antesala de la eternidad y si no
sabes digerir las dificultades con esta óptica, necesitas urgentemente la
asistencia divina que viene a través del conocimiento de Jesús.
En lo cual
vosotros os alegráis, aunque ahora por un poco de tiempo, si es necesario,
tengáis que ser afligidos en diversas pruebas, para que sometida a
prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se
prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado
Jesucristo.
Tomado del Libro
Una Pausa en Tu Vida
Pablo Martini
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