Salvación
puso Dios por muros y antemuro… Tú guardarás en completa paz a aquel cuyo
pensamiento en ti persevera; porque en ti ha confiado. Isaías 26:1-3
En enero de
1814, la población de los ducados de Schleswig-Holstein vivió en el terror
porque sabía que el ejército ruso se estaba acercando.
Las tropas enemigas
hacían grandes estragos a su paso. Una mujer que amaba a Dios oró
insistentemente para que su casa fuese protegida como por una muralla. Antes de
acostarse se pusó a cantar un himno bien conocido:Castillo fuerte es nuestro Dios
Defensa y buen escudo
Con su poder nos librará
En todo trance agudo.
Su hijo había oído la oración y exclamó:
–¡Mamá, no hay que pedir lo
imposible!
–“Para Dios todo es posible” (Mateo 19:26), respondió ella.
Luego se fueron a dormir.
–“Para Dios todo es posible” (Mateo 19:26), respondió ella.
Luego se fueron a dormir.
Al amanecer un gran ruido los despertó. Los
soldados habían llegado al pueblo, entraban en todas las casas y las asaltaban.
¡Pero nadie entró en la suya! Poco a poco los ruidos disminuyeron y el enemigo
se alejó.
¿Cómo habían sido protegidos?
Durante la noche había caído una nieve
espesa y, empujada por el viento del Norte, se había acumulado delante de la
puerta, escondiéndola completamente.
¡Dios les había enviado una muralla de
nieve!
Sólo les quedaba agradecer a Aquel que “acampa alrededor de los que le
temen, y los defiende” (Salmo 34:7).
FUENTE: © Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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