viernes, 28 de diciembre de 2012

La lección de mi nieto

Lo que yo hago, tú no lo comprendes ahora; mas lo entenderás después.  Juan 13:7
Ahora vemos por espejo, oscuramente; mas entonces veremos cara a cara. Ahora conozco en parte; pero entonces conoceré como fui conocido. 
Aprendí algo de mi nieto Alex cuando él tenía ocho años. Mientras comíamos con algunos estudiantes, charlábamos animadamente sobre problemas de matemáticas. Pero,
¿qué podía entender mi nieto? Para llamar su atención y recordar su presencia a nuestros invitados, le pregunté: 

–Alex, ¿comprendes de qué hablamos? ¿Sabes qué son los logaritmos?

–Sí, fue la respuesta. Totalmente asombrado, le pregunté: 

–¿Qué son? Confiadamente, Alex me respondió: 

–Los logaritmos son las cosas que aprenderé cuando vaya al instituto.
 
¡Cuántas cosas nos superan y sobrepasan nuestra capacidad de comprensión! Como cristiano, mi confianza es que un día “conoceré como fui conocido” por Dios (1 Corintios 13:12)

¿Por qué hay tantas desgracias y sufrimientos? ¿Qué responder? Sin duda sé que muchos sufrimientos son el resultado de que los hombres no respetan las leyes de Dios. Pero, en el fondo, la respuesta que me parece más honesta, la más lógica, es: 

–No lo sé, o al menos por el momento.

Esta respuesta no es una dimisión, sino un acto de confianza en Dios. 

Hagámonos las buenas preguntas: ¿Qué puedo hacer con mi tristeza? ¿Cómo puedo emplearla para ser más abierto y amable? 

Pidamos a Dios la fuerza para atravesar los momentos difíciles. 

Entonces podremos ayudar y consolar a los que pasan por pruebas.

FUENTE: © Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)



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