“De repente apareció una multitud de ángeles del cielo, que alababan a Dios y decían: Gloria a Dios en las alturas, y en la tierra paz a los que gozan de su buena voluntad.” Lucas 2:13-14 (NVI)
El Verdadero Nacimiento en la Navidad
Mientras que en la tierra apenas un pequeño grupo de personas lo sabía, el cielo estallaba de alegría.
En Belén, en una pequeña ciudad de Palestina un matrimonio y unos pocos pastores celebraban el acontecimiento más importante de la historia de la humanidad: ¡Dios se había hecho carne!
El Eterno había nacido, el Todopoderoso era ahora un pequeño e indefenso bebé que manchaba pañales, el Dueño de la Sabiduría no sabía hablar, el Santo estaba rodeado de animales, el Rey del universo tenia para dormir un poco de paja con una sábana y olor a establo. ¡Un acontecimiento tan glorioso y único no podía pasar tan desapercibido para la humanidad!, sin embargo pasó.
Si hubiera pasado hoy, tal vez los pastores hubieran subido a YouTube el video de los ángeles cantando, o habrían twiteado la noticia del nacimiento del Mesías, o habrían subido al facebook las fotos del establo que sacaron con su celular. Y tal vez la noticia hubiera tomado otra dimensión. Pero no pasó.
Casi ningún ser humano supo lo que pasó ese día. ¿Qué estaba haciendo un esquimal en Groenlandia, o un maya en México, o un mongol en Mongolia en ese momento? Lo mismo que todos los otros días del año.
Solo el cielo tuvo la real dimensión de lo que estaba sucediendo en la tierra. Los ángeles no podían ocultar su asombro y admiración. ¡Dios estaba en la tierra en forma de bebé! ¡Cuánto amor debía tener por esos simples mortales egoístas, como para tomar semejante decisión y llevarla adelante! Había que darle gloria a Dios por semejante hecho. Era una gran razón para desear paz en la tierra, sabiendo que Dios estaba pisando sus caminos.
¿Te gustaría convertirte en una hormiga para poder contarles a las hormigas una gran noticia? ¿Te agradaría meterte en el sucio hormiguero, comer su comida, compartir su morada, vivir como ellas solo para contarles algo? Definitivamente no. Es algo impensado y no deseado. Sin embargo es lo que hizo Dios para buscarte.
¡Que en esta navidad, puedas unirte al coro de ángeles que celebran el más importante nacimiento de la historia! El nacimiento del Señor Jesús. Y a todos mis amigos, conocidos, contactos y queridos ¡Dios los bendiga en esta fecha y que puedan disfrutar y recordar el nacimiento de nuestro Salvador!
REFLEXIÓN – ¡Gloria a Dios por la navidad!
Fuente: devocionalescristianos.org
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