martes, 30 de octubre de 2012

Un canal secreto para refrescarnos

Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar… para corregir, para instruir en justicia. 2 Timoteo 3:16
Tu dicho me ha vivificado. Salmo 119:50

 

Hacia el año 700 antes de Cristo, la parte sur del país de Israel estaba dirigida por el sabio rey Ezequías. En esa época, el poderoso ejército asirio sitió Jerusalén.
Pero el agua potable nunca faltó, porque el rey había mandado construir, mucho antes del ataque, un acueducto subterráneo entre una fuente cercana y la ciudad. La actitud de Ezequías es muy instructiva y tiene un alcance moral para nosotros. Hay un enemigo al que le gustaría esclavizar al creyente: el diablo.
 
Nos asedia de múltiples maneras: trata de quitarnos el alimento, es decir, privarnos de los recursos espirituales que Dios pone a nuestra disposición. En algunos países utiliza la fuerza, impidiendo a los creyentes leer la Biblia. En otras regiones emplea la astucia: nos propone múltiples ocupaciones que roban nuestro tiempo y nos desvían de lo esencial.

Si queremos resistirle necesitamos tener recursos. Así como ese canal llevaba agua pura para saciar la sed del pueblo asediado, cada día tenemos que renovarnos leyendo la Biblia. Ésta nos habla de Jesucristo, nuestro Salvador y Pastor. Sin ese refresco diario indispensable, nuestra vida espiritual declina y nuestro gozo desaparece.

Hagamos como Ezequías; no esperemos el ataque de Satanás para buscar auxilio en la Palabra de Dios. Aprovechemos nuestro tiempo libre para estudiar y memorizar el Santo Libro. Así, en medio de la dificultad, tendremos los recursos necesarios para resistir.



FUENTE: © Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
 

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