Porque TE AMO, y por
eso hice un mundo donde pudieras estar hasta que llegue el momento en el que
puedas vivir junto a mí.
Puse un cielo; y te di
el día y la noche. En el día puse un sol para que sintieras mi AMOR y en la noche, puse la frescura, para
que sintieras sin ver.
Puse
la obscuridad, y en ella la luna y las estrellas, para que supieras que en la
penumbra hay belleza y que la la belleza no solo se ve sino que también se
siente…
Y
en las estrellas puse mensajes…
Y
en este mundo puse animales, todos de diferentes formas y colores para que los
pudieras distinguir, también pensé en ellos y les di un lugar para vivir, y en
su mundo puse selva.
Imagine
que te aburrirías si todo fuera del mismo color, por lo que a las plantas le di
color verde, al dia al azul a la noche el negro, a las estrellas brillo y hasta
a tus ojos les di color.
Puse
el mal para que pudieras conocer el bien, puse en tu corazón bondad, compasión,
amor…
Y
también puse perdón. Imagine que no podrías estar solo e hice un hombre… y una
mujer, para que hubiera un cuerpo que diera vida, y mande muchos como tú.
También
creí que no me entenderías, por lo que te di sensibilidad e inteligencia. ”En
esto consiste el amor; no en que nosotros hayamos amado a Dios, sino en que él
nos amó a nosotros y envió a su hijo en propiciación por nuestro pecados”(1Juan
4:10).
“Estaba
yo feliz”… Pero luego me percaté de que confiaste mucho en tu fuerza y… ¿Sabes?
Me sentí muy mal, cuando pensaste que yo no existía, que todo tenía su
explicación científica y la tiene, porque la puse para que pudieras entenderme
con mayor facilidad, pero no es lo único a que debes aferrarte, y como TE AMO,
de vez en cuando o a veces muy seguido te mando un problema, que es un regalo que
doy para que aprendas a crecer, pero…
Aún
así dudas de mí. Todo el tiempo pienso en ti y todos los días mando una señal especialmente para ti.
Pero
te veo ciego, porque en el mundo que te regalé sembraste semillas, pero no para
comer, sembraste el odio, el egoísmo, la frialdad y dejaste de creer.
Por
eso, en tu mundo material, como estas
sordo a mi voz e insensible a mi presencia
decidí escribirte esta carta, para recordarte que TE AMO.
Y
si piensas que has hecho daño, te perdono, yo te siento, eres mi hijo y no
deseo que vivas perdido.
Mi
querido pequeño tendré paciencia por ti, no olvides te espero con los brazos
abiertos con la alegría que brinda esperanza del Creador que tiene fe en su
creación.
Cercano
estoy de los que me buscan con todo el corazón.
Tú
sabes quién soy yo. Tu amigo JESUCRISTO que te ama acéptame y cree en mí.
Fuente: Casa de Dios
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