martes, 16 de julio de 2013

Memorias de ultratumba (Léase Lucas 16:19-31)




A quienes también, después de haber padecido, se presentó (Jesús) vivo con muchas pruebas indubitables, apareciéndoseles durante cuarenta días. Hechos 1:3
François-René de Chateaubriand deseaba que sus memorias fuesen publicadas después de su muerte, por ello las tituló: «Memorias de ultratumba». ¿Quería dar la impresión de que era un mensaje enviado por él desde el más allá? Podemos preguntarnos cuáles eran sus objetivos, pero el hecho de haber escogido este título revela muy bien esta pregunta que oprime la mente de todo hombre con respecto a lo que ocurre después de la muerte. ¿Quién no desearía recibir una señal, un mensaje de ese lugar inaccesible? Pero nadie regresa para describirnos lo que ocurre allá.

Sin embargo hay un libro que nos habla de ello, y la autoridad de Aquel que lo inspiró es innegable, porque se trata de Dios mismo. La Biblia nos enseña que el cuerpo, que es polvo, vuelve “a la tierra, como era, y el espíritu” vuelve “a Dios que lo dio” (Eclesiastés 12:7). 


La parábola presentada por Jesús en Lucas 16:19-31 nos describe los dos únicos lugares posibles para el alma de los difuntos: el descanso para los creyentes y los tormentos para los incrédulos.
 
No se esconda detrás de ilusiones engañosas. Más bien, busque las respuestas en la Biblia, donde encontrará a Cristo, el Hijo de Dios, quien vino a nuestro encuentro en forma de hombre. Él murió para expiar nuestros pecados, pero salió victorioso de la tumba. Crea en Jesucristo, pues hoy da la vida eterna a todo el que deposita su confianza en él. Entonces usted podrá decir en verdad, junto con el apóstol Pablo: “Para mí el vivir es Cristo, y el morir es ganancia” (Filipenses 1:21).


FUENTE: © Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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