En el principio creó Dios los cielos y la
tierra. Génesis 1:1
¡Cuán
innumerables son tus obras, oh Señor! Hiciste todas ellas con sabiduría; la tierra está llena de tus beneficios.
Salmo 104:24
“Bendice, alma mía, al Señor. Señor Dios mío, mucho te has engrandecido; te has vestido de gloria y de magnificencia. El que se cubre de luz como de vestidura, que extiende los cielos como una cortina…
El fundó la tierra sobre sus cimientos; no será jamás removida. Con el abismo, como con vestido, la cubriste; sobre los montes estaban las aguas…
Les pusiste término, el cual no traspasarán, ni volverán a cubrir la tierra. Tú eres el que envía las fuentes por los arroyos; van entre los montes; dan de beber a todas las bestias del campo; mitigan su sed los asnos monteses. A sus orillas habitan las aves de los cielos; cantan entre las ramas. El riega los montes desde sus aposentos; del fruto de sus obras se sacia la tierra. El hace producir el heno para las bestias, y la hierba para el servicio del hombre, sacando el pan de la tierra…
Hizo la luna para los tiempos; el sol conoce su ocaso. Pones las tinieblas, y es la noche; en ella corretean todas las bestias de la selva…
Envías tu Espíritu, son creados, y renuevas la faz de la tierra. Sea la gloria del Señor para siempre; alégrese el Señor en sus obras. Él mira a la tierra, y ella tiembla; toca los montes, y humean. Al Señor cantaré en mi vida; a mi Dios cantaré salmos mientras viva. Dulce será mi meditación en él; yo me regocijaré en el Señor.
Sean consumidos de la tierra los pecadores, y los impíos dejen de ser. Bendice, alma mía, al Señor.
Aleluya” (Salmo 104:1-2, 5-6, 9-14, 19-20, 30-35).
No hay comentarios:
Publicar un comentario