No sea hallado… quien practique adivinación, ni agorero, ni
sortílego, ni hechicero, ni encantador, ni adivino, ni mago, ni quien consulte a
los muertos. Porque es abominación para con el Señor cualquiera que hace estas
cosas.
Deuteronomio 18:10-12
¿Existe algo más allá de lo que vemos, es decir, más allá del mundo material? Muchos de nuestros contemporáneos se esfuerzan en convencerse de que no. Otros, por el contrario, tratan de ponerse en contacto con el más allá. Pero en ese ámbito, ¿cómo distinguir lo real de lo imaginario? ¿Cómo saber si lo que se dice del más allá es cierto o pura mentira?
La Biblia responde a estas preguntas.
Ella nos enseña que Dios también creó un mundo espiritual, en particular el de los ángeles. Ellos pueden actuar en nuestro mundo natural. Los ángeles son siervos de Dios a favor de los hombres (Mateo 18:10), y especialmente de los creyentes (Hechos 12:11).
Pero algunos ángeles, los demonios, se rebelaron contra Dios y tratan de hacer daño a los hombres. Debido a esto, para protegernos, Dios nos prohíbe tener contacto con esos poderes espirituales; es decir, prohíbe todas las prácticas ocultas (véase el versículo del día) que nos ponen bajo la influencia de los demonios.
La Biblia también nos enseña que Jesús, el Hijo de Dios, vino al mundo para restablecer, mediante su muerte en la cruz, una relación directa entre Dios y los hombres. Ahora está a la diestra de Dios, en una posición de autoridad con respecto al mundo material como al de los seres espirituales (1 Pedro 3:22).
Toda relación verdadera y auténtica con Dios pasa por Jesucristo, quien nos ama y lo demostró dando su vida por nosotros. Todos los que creen en él serán felices con él mientras vivan en la tierra y eternamente en el más allá.
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Fuente:© Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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