El hombre morirá… perecerá el hombre, ¿y dónde estará él? Job 14:10
¡Ojalá fueran sabios… y se dieran cuenta del fin que les espera! Deuteronomio 32:29
¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin?. Jeremías 5:31
¡Ojalá fueran sabios… y se dieran cuenta del fin que les espera! Deuteronomio 32:29
¿Qué, pues, haréis cuando llegue el fin?. Jeremías 5:31
La siguiente frase que leí en una publicación me llamó la atención: «El mañana se prepara hoy». El autor anima mucho a sus lectores a preparar desde hoy su futura jubilación. No dudo que tenga razón, pero me gustaría considerar el asunto mirando más allá.
Cuando mañana haya pasado, entraremos en un «pasado mañana» eterno, que empezará en el momento de nuestra muerte. El mañana que se nos aconseja preparar es relativamente corto, pero el pasado mañana no acabará jamás; y precisamente hoy es necesario pensar en ello, pues el mañana no nos pertenece.
La Biblia nos enseña que “en el lugar que el árbol cayere, allí quedará” (Eclesiastés 11:3).
Eso significa que la suerte eterna del hombre queda sellada en el momento de su muerte. Si muere en su incredulidad, es decir, habiendo rechazado la salvación que Dios le ofrece con la única condición de que se arrepienta, estará lejos de Dios para siempre, en los tormentos eternos.
Pero a aquel que durante su vida acepta el perdón de sus pecados por la fe en Jesucristo, Dios mismo le asegura una eternidad de felicidad junto a él. La elección es sencilla, hagámosla mientras aún hay tiempo.
Escuchemos la voz de Dios en la Biblia: “Mirad a mí, y sed salvos…”. “Yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí” (Isaías 45:22; 46:9).
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