(Jesús dice:) El que oye mi palabra, y cree al que me envió, tiene vida eterna; y no vendrá a condenación, mas ha pasado de muerte a vida. Juan 5:24
El pintor suizo Arnold Böcklin, marcado por la mitología, pintó la célebre serie de cuadros «La isla de los muertos». En ellos se ve una imagen de pie, vestida de blanco, que dirige su barca en un mar tranquilo y conduce al difunto hacia la isla de los muertos. Inspirándose en este cuadro, Sergei Rachmaninov, en su sinfonía que lleva el mismo nombre, traduce la ansiedad, la angustia y el terror.
La muerte es tan vieja como la humanidad; es la consecuencia de la desobediencia. Pero la gracia de Dios trajo la solución: si “la paga del pecado es muerte”, “la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús Señor nuestro” (Romanos 6:23).
Por medio de su muerte Jesús venció al diablo, quien tenía el imperio sobre la muerte, y libró “a todos los que por el temor de la muerte estaban durante toda la vida sujetos a servidumbre” (Hebreos 2:15).
En 1 Corintios 15:55-57 prorrumpe un grito de triunfo: “¿Dónde está, oh muerte, tu aguijón? ¿Dónde, oh sepulcro, tu victoria? ya que el aguijón de la muerte es el pecado… Mas gracias sean dadas a Dios, que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo”.
¿Sabe usted en dónde pasará la eternidad después de la muerte? Puede decidirlo ahora recibiendo a Jesús resucitado, vencedor de la muerte, como su Salvador. Entonces la angustia desaparecerá y usted tendrá la seguridad de estar con Jesús para siempre.
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