jueves, 19 de julio de 2012

¿Ley divina o ley del pueblo?

La gracia de Dios se ha manifestado para salvación a todos los hombres, enseñándonos que, renunciando a la impiedad y a los deseos mundanos, vivamos en este siglo sobria, justa, y piadosamente. Tito 2:11-12



La ley divina permanece inmutable, por el hecho de que Dios no cambia. “No matarás. No cometerás adulterio. No hurtarás… No codiciarás…” (Éxodo 20:1-17).
Ella dice lo que Dios espera del hombre. En realidad, esta ley divina demostró que el hombre es incapaz de cumplir la voluntad de Dios.


Durante mucho tiempo la moral inspirada en esta ley sirvió de base para la legislación de los países llamados cristianos. Pero hoy es rechazada porque se dice que está pasada de moda. Los gobiernos legislan bajo la presión de una opinión pública cada vez más exigente.

La pretensión del hombre de decidir por sí mismo lo que está bien o mal ya condujo a la trivialización, y a veces a la legalización de prácticas como el divorcio, el aborto, la droga, etc., lo cual conlleva un gran sufrimiento para las personas, las familias y la sociedad.
¿Cómo vivir en esta sociedad decadente? Lo primero que se debe hacer es recibir la gracia de Dios que trae salvación. Ella responde al estado de todo hombre pecador dándole el perdón de sus pecados y una vida nueva por medio de Jesús. Los que la han recibido deben, pues, dejarse enseñar por esta misma gracia para vivir sobriamente (en la vida personal), de forma justa (en sus contactos con los otros), y piadosamente (ante Dios).

La Biblia nos revela su pensamiento respecto a todo, y nosotros tenemos un modelo a imitar, Jesucristo, el hombre perfecto.

FUENTE: © Editorial
La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)

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