Palabra fiel y digna de ser recibida por todos: que Cristo Jesús vino al mundo para salvar a los pecadores. 1 Timoteo 1:15
¡Tierra, tierra, tierra! oye palabra del Señor. Jeremías 22:29
¡Tierra, tierra, tierra! oye palabra del Señor. Jeremías 22:29
A través de los tiempos se han oído muchas voces, pero como siempre éstas son inciertas y a menudo se contradicen. Sólo hay una voz “fiel y digna de ser recibida”: la de Dios, la cual es necesario escuchar y obedecer.
Cuando los israelitas rebeldes mordidos por las serpientes morían en el desierto (Números 21:5-9), sin duda se elevaron muchas voces para proponerles un remedio. Pero sólo la voz de Dios indicaba la forma de salvación.
Ésta podía parecer ridícula, sin embargo para ser sanado sencillamente había que obedecer y mirar la serpiente de bronce que Moisés había colocado sobre un asta.
Cuando por medio del profeta Eliseo, Dios indicó a Naamán la forma de liberarse de su lepra (2 Reyes 5), ¡éste pensó que era una locura! Pero como había intentado todo en vano, por fin obedeció y fue sanado.
En el mar de Tiberias (Juan 21:1-7), unos hombres expertos en la pesca estuvieron pescando toda la noche sin ningún resultado. Decepcionados, sacaron las redes del mar. Entonces la voz de Jesús ordenó: “Echad la red a la derecha de la barca”. ¡Y la red se llenó tanto de peces que no podían sacarla!
Quizás usted tomó conciencia de que, como todo ser humano, es pecador, y está buscando la paz con Dios. Escuche Su voz que le dice: “Cree en el Señor Jesucristo, y serás salvo” (Hechos 16:31).
¡Es el único camino para obtener la salvación eterna!
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