lunes, 26 de mayo de 2014

ESCÉPTICOS!, DL Moody


interrogantes
                      Publicado:  en DWIGHT L. MOODY, PALABRA DE DIOS, VIDA CRISTIANA

Hay dos clases de escépticos: una clase son los que tiene sinceras dificultades, y la otra está compuesta por aquellos que se deleitan en las discusiones. Solía pensar que esta última era una espina clavada en mi carne, pero ya no me pincha tanto como antes. Ahora estoy preparado para encontrarlas a lo largo de mi camino. Hombres de esta calaña con frecuencia trataban de enredar también al Señor  con su parloteo. Vienen a nuestras reuniones en busca de discusión. Para todos ellos le recomiendo el consejo de Pablo a Timoteo: “Pero desecha las cuestiones necias e insensatas, sabiendo que engendran contiendas” (II Timoteo 2:23).

¡Cuestiones necias! Muchos nuevos conversos cometen un terrible error: piensan que tienen que defender la Biblia entera. Yo sabia poco de La Biblia cuando me convertí, creía que tenía que defenderla de principio a fin de todos sus enemigos, hasta que un creyente apartado en Boston me enfrentó, pisoteó todos mis argumentos y me dejó enormemente desanimado. Pero ya lo he superado. Hay muchas cosas en la Biblia que no puedo entender. Cuando me preguntan que hago con ellas digo:
 No hago nada.
- ¿Cómo las explica?
- No las explico
- ¿Qué hace con ellas?
- Bueno, simplemente las creo
Y cuando me dicen:
- Yo no creería nada que no pueda entender
Les respondo que yo sí.

Había muchas cosas que eran oscuras y misteriosas para mí hace cinco años, sobre las cuales he tenido mucha luz últimamente, y espero tener más conocimiento de Dios allá en la eternidad. Me propuse no discutir sobre pasajes confusos de las Escrituras; he dejado algunas cosas de lado hasta que tenga más luz sobre ellas. No voy a tratar de explicar lo que todavía yo mismo no entiendo.
“Las cosas secretas pertenecen a Jehová nuestro Dios; mas las reveladas son para nosotros y para nuestros hijos para siempre, para que cumplamos todas las palabras de esta ley”.
Y esas son las que tomo y de las cuales me alimento para obtener nuevas fuerzas espirituales.
Un buen consejo
“Pero evita las cuestiones necias, y genealogías, y contenciones, y discusiones acerca de la ley; porque son vanas y sin provecho”.
“El que quiera hacer la voluntad de Dios, conocerá si la doctrina es de Dios, o si yo hablo por mi propia cuenta”.
Si un hombre no desea hacer la voluntad de Dios, no conocerá la doctrina. No hay escéptico que no sepa que Dios desea que abandone el pecado; y si un hombre quiere alejarse del pecado y aceptar la luz que Dios le da, y no esperar tener luz sobre toda La Biblia de una sola vez, recibirá más revelación día a día, progresará paso a paso y será llevado de las tinieblas a la luz del cielo.
“Muchos serán limpios, y emblanquecidos y purificados; los impíos procederán impíamente, y ninguno de los impíos entenderá, pero los entendidos comprenderán”.
Dios nunca revelará los secretos a sus enemigos. ¡Nunca! Si un hombre persiste en vivir en pecado, no conocerá las doctrinas de Dios.
“La comunión íntima de Jehová es con los que le temen, y a ellos hará conocer su pacto”.
Cuando nos hacemos amigos de Cristo, Él nos revela sus secretos. El Señor dijo:
“Y Jehová dijo: ¿Encubriré yo a Abraham lo que voy a hacer”
Aquellos que se parecen a Dios son más capaces de entenderlo a Él. Si un hombre no tiene intenciones de alejarse del pecado, no conocerá la voluntad de Dios, ni Dios le revelará sus secretos. Pero si un hombre está dispuesto a volverse de su pecado, será sorprendido al ver cuánta luz entrará en él.
“La Biblia era vacía para mí”
Recuerdo una noche cuando la Biblia era el libro más seco y vacío del universo para mí. Pero al próximo se volvió completamente lo opuesto. Pensé que había encontrado la llave para ella: había nacido de nuevo por el Espíritu. Pero antes de que supiera nada de la mente de Dios, tenía que abandonar mi pecado. Creo que Dios se acerca a cada alma cuando esta se rinde, cuando estamos listos para dejarlo a Él que nos guíe. El problema con muchos escépticos son sus propias opiniones. ¡Son más altas que el Altísimo! No tienen un espíritu enseñable. Pero en el momento que un hombre se vuelve abierto y receptivo en espíritu, es bendecido porque: “Y si alguno de vosotros tiene falta de sabiduría, pídala a Dios, el cual da a todos abundantemente y sin reproche, y le será dada” (Santiago 1:5).
Fragmento tomado de El Camino hacia Dios de Dwight L. Moody

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