Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la
puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te
recompensará en público. Mateo 6:6

La meditación en Dios es opuesta a la dispersión y a la distracción. En esos momentos cuando estoy ante Dios por la fe, cuando le hablo por medio de la oración, cuando lo escucho al leer la Biblia, veo claramente lo que Dios espera de mí, lo que es realmente importante; entonces recobro las fuerzas morales.
Esos momentos con el Señor son de una intensidad especial cuando pasamos por una prueba en nuestra vida. Dios espera que le hablemos con libertad sobre lo que nos agobia, en vez de quejarnos de los demás o de nuestras circunstancias. “Por nada estéis afanosos, sino sean conocidas vuestras peticiones delante de Dios en toda oración y ruego, con acción de gracias. Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, guardará vuestros corazones y vuestros pensamientos en Cristo Jesús” (Filipenses 4:6-7).
Esforcémonos en tomarnos un tiempo para experimentar esta paz prometida por nuestro Padre que ve en lo secreto.
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