Mas tú, cuando ores, entra en tu aposento, y cerrada la
puerta, ora a tu Padre que está en secreto; y tu Padre que ve en lo secreto te
recompensará en público. Mateo 6:6
Mediante las sencillas palabras del versículo del
encabezamiento, Jesús nos enseña un punto importante y quizás a menudo
descuidado. Se trata de la necesidad de tomarse el tiempo de orar en un lugar
privado, a fin de alejarnos de todo lo que nos distrae. Para muchos de nosotros
la vida cotidiana está llena de actividades, obligaciones, proyectos y
distracciones que llenan rápidamente los espacios de tiempo libre. Debemos aprender
a consagrar un tiempo para Dios en medio del ritmo de nuestras jornadas. Cuanto
más agitada sea nuestra vida, más necesario es detenernos cada día para estar a
solas con el Señor.
Os he puesto delante la vida y la muerte… escoge, pues, la vida, para que vivas… amando al Señor tu Dios,
atendiendo a su voz. Deuteronomio 30:19-20
Para responder a esta
pregunta no podemos dar pruebas racionales. Si efectivamente la Biblia es la
Palabra de Dios, ésta sobrepasa necesariamente nuestra razón. Sin embargo, no se
trata de dejar de lado nuestra razón cuando la leamos, sino de ser muy
conscientes de que la razón no es suficiente para comprender el mensaje. Sola,
la razón puede incluso ser un estorbo.
En la terraza de un restaurante, unas familias charlaban. Al ver a
una gitana, la llamaron, diciendo: –¡Díganos la buenaventura! –Con mucho
gusto, respondió ella sacando un libro de su bolso. Lo necesito para
decirles su futuro. Primero voy a decirles quiénes son.