Dios… el cual nos libró, y nos libra, y en quien esperamos que aún nos librará, de tan gran muerte. 2Corintios 1:9-10
Así que, si el Hijo (de Dios) os libertare, seréis verdaderamente libres. Juan 8:36
María
es una psicóloga cristiana que se encarga de personas dependientes del
alcohol. Su objetivo es convencerlas de que hay una salida y guiarlas
hacia la curación. Pero por experiencia propia sabe que el camino es
largo, pues el alcohol es más que una dependencia, declara ella, es una
verdadera esclavitud.
María tiene la costumbre de encomendar sus pacientes a Dios mediante una breve oración, antes de que entren en su consultorio, pues sólo él conoce el corazón y las verdaderas necesidades de cada uno. Dios es el único que puede también liberar a alguien de la esclavitud moral y física, como el alcoholismo. Nuestra amiga creyó en el testimonio de la Biblia, en la cual hay hombres que cuentan cómo fueron liberados de distintas formas de esclavitud.
Jesús demostró que Dios lo había enviado “para dar buenas nuevas a los pobres… A pregonar libertad a los cautivos… A poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4:18). Los que depositan su confianza en Jesucristo hallan la libertad y una nueva vida. Podemos estar seguros de que Aquel que puede resucitar a los muertos también puede liberarnos de todo lo que nos impide vivir libremente con él.
Si usted es dependiente de algo, no se desespere, sino crea que Jesús puede y quiere liberarle. Confíe en él, háblele con sencillez, cuéntele su sentimiento de miseria. Reconozca sinceramente que necesita a Jesucristo, el Salvador, quien puede ser su apoyo cada día.
María tiene la costumbre de encomendar sus pacientes a Dios mediante una breve oración, antes de que entren en su consultorio, pues sólo él conoce el corazón y las verdaderas necesidades de cada uno. Dios es el único que puede también liberar a alguien de la esclavitud moral y física, como el alcoholismo. Nuestra amiga creyó en el testimonio de la Biblia, en la cual hay hombres que cuentan cómo fueron liberados de distintas formas de esclavitud.
Jesús demostró que Dios lo había enviado “para dar buenas nuevas a los pobres… A pregonar libertad a los cautivos… A poner en libertad a los oprimidos” (Lucas 4:18). Los que depositan su confianza en Jesucristo hallan la libertad y una nueva vida. Podemos estar seguros de que Aquel que puede resucitar a los muertos también puede liberarnos de todo lo que nos impide vivir libremente con él.
Si usted es dependiente de algo, no se desespere, sino crea que Jesús puede y quiere liberarle. Confíe en él, háblele con sencillez, cuéntele su sentimiento de miseria. Reconozca sinceramente que necesita a Jesucristo, el Salvador, quien puede ser su apoyo cada día.
FUENTE: © Editorial La Buena Semilla, 1166 PERROY (Suiza)
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