Esta leve tribulación momentánea produce en nosotros un cada vez más excelente y eterno peso de gloria; no mirando nosotros las cosas que se ven, sino las que no se ven; pues las cosas que se ven son temporales, pero las que no se ven son eternas.
2 Corintios 4:17-18
¡Qué sorpresa me llevé esta mañana! Ayer había una lúgubre niebla y esta mañana un sol resplandeciente ilumina los árboles recubiertos de escarcha. ¡Es maravilloso! ¡Y pensar que la escarcha es tan sólo el rocío de la noche congelado!