martes, 22 de abril de 2014

DECLARA LO BUENO

En medio de nuestras circunstancia, al igual que Ezequías (Isaías 38:9-22), no sólo perdemos perspectivas sino que además nos sumimos en la desesperación y comenzamos a declarar lo malo, atrayendo sobre nosotros todo aquello que no queremos, y lo repetimos tanto lo que hacemos que se vuelve realidad en nuestra vida. A veces escuchamos: “Nunca sanaré de esto”, “No creo que me vaya bien”, “Seguramente nací por equivocación”, y otras declaraciones más. Esas son declaraciones negativas para la vida de cualquiera. La primera lección de vida de un creyente es entender Que Dios nunca lo abandona. Pase lo que pase, Él siempre está con usted. Lo que ocurre es que la sensibilidad de su presencia la vamos perdiendo al encargarnos de atraer lo malo hacia nosotros, en lugar de proclamar todo lo mejor.


Ezequías comienza a declarar lo bueno de Dios (Isaías 38:16). Es totalmente cierto que Dios nos restaura y que de las cenizas de nuestra vida puede hacer un fuego de avivamiento nunca antes visto.

El afirma “más a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espalda todos mis pecados” (Isaías 38:17). Dios jamás le “echará en cara” un pecado confesado, Él olvidará cualquier ofensa de aquel que se arrepiente, porque su propósito es que todos los que escuchan Su Palabra alcancen la salvación y la vida eterna.

El rey expresa su argumento exaltando a Dios de esta manera “El que vive, el que vive, éste te dará alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos” (Isaías 38:19). Es cierto que solo un renacido puede declarar a sus hijos sobre la salvación y la vida eterna. Tener vida nueva es formar parte de la familia de Dios; compartir la bendición con los nuestros es una de las más nobles tareas.



Jehová me salvará; por tanto cantaremos nuestros cánticos

en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida.



Tomado del Libro Tiempo con Dios

Duranno Latino



Editor Agenda de Dios: Olman Rímol

No hay comentarios:

Publicar un comentario