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Ezequías comienza a declarar lo bueno de Dios (Isaías 38:16). Es totalmente cierto que Dios nos restaura y que de las cenizas de nuestra vida puede hacer un fuego de avivamiento nunca antes visto.
El afirma “más a ti agradó librar mi vida del hoyo de corrupción; porque echaste tras tus espalda todos mis pecados” (Isaías 38:17). Dios jamás le “echará en cara” un pecado confesado, Él olvidará cualquier ofensa de aquel que se arrepiente, porque su propósito es que todos los que escuchan Su Palabra alcancen la salvación y la vida eterna.
El rey expresa su argumento exaltando a Dios de esta manera “El que vive, el que vive, éste te dará alabanza, como yo hoy; el padre hará notoria tu verdad a los hijos” (Isaías 38:19). Es cierto que solo un renacido puede declarar a sus hijos sobre la salvación y la vida eterna. Tener vida nueva es formar parte de la familia de Dios; compartir la bendición con los nuestros es una de las más nobles tareas.
Jehová me salvará; por tanto cantaremos nuestros cánticos
en la casa de Jehová todos los días de nuestra vida.
Tomado del Libro Tiempo con Dios
Duranno Latino
Editor Agenda de Dios: Olman Rímol
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