Un hacendado que trabajaba con
muchas dificultades, tenía algunos caballos para ayudar en los trabajos de su
hacienda. Un día, su capataz vino con la noticia de que uno de los caballos se
había caído en un pozo abandonado. El hacendado fue rápidamente al lugar del
accidente, evaluó la situación y comprobó que el animal no había sufrido daños
graves. Pero, por la dificultad y el alto costo para retirarlo del fondo del
pozo, creyó que no valdría la pena invertir en una operación de
rescate.
Entonces tomó una decisión difícil:
ordenó al capataz que sacrificara el animal, arrojando tierra dentro del pozo
hasta que quedara enterrado, allí mismo.
Y así se hizo: los empleados, al
mando del capataz, comenzaron a arrojar tierra dentro del hoyo, de modo que el
caballo quedara cubierto.
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domingo, 27 de abril de 2014
El Caballo en el pozo
martes, 22 de abril de 2014
DECLARA LO BUENO
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